El Camino de Silvia y Fredi
ETAPA 0 – LA PREPARACIÓN DEL
CAMINO DE SANTIAGO
¿Conocéis a alguien que pudiendo
elegir una semana en Marbella, con alojamiento gratis, buen tiempo garantizado
y playa, elija madrugar, caminar durante horas, agujetas y dolores? Pues si no
conocéis a nadie así, os puedo presentar a Silvia, mi mujer.
Llevábamos años queriendo hacer
el Camino de Santiago, pero nunca habíamos encontrado el hueco para hacerlo.
Así que cuando surgió la oportunidad de juntar 9 días, decidimos no posponerlo
más y nos pusimos a prepararlo. Debido al covid, nos daba respeto ir a
albergues y dormir con mucha gente, por lo que decidimos reservar en hoteles,
pensiones, hostales, donde pudiésemos dormir solos los dos. Silvia se encargó de reservar los hoteles y
yo me encargué de nada, un poco mi especialidad, aparte de planear las etapas
que íbamos a hacer.
Otra de las cosas que teníamos
que buscar era el desplazarnos hasta O Cebreiro para empezar y volver a
Valladolid desde Santiago al terminar, solucionado gracias a la generosidad de
nuestros amigos Chuchi y Azu lo primero y a los padres de Silvia, Tory y
Angelines lo segundo.
Con la mochila preparada desde
días antes, llegó el día de dejar nuestra casa y salir hacia el Camino. Es una
sensación extraña la de andar con todo lo que vas a necesitar en los próximos
días encima. Extraña al principio y para mí, agradable al final.
Para agradecer a nuestros amigos el favor, les invitamos a comer en el Palacio de Canedo (No barato y comida nada fuera de lo extraordinario ni en calidad ni en cantidad. Pero el sitio es espectacular). A pesar de ser Octubre, tuvimos un día espectacular. Después seguimos nuestro camino hasta Liñares, donde estaba nuestro albergue. Y digo bien, albergue ya que es el único sitio donde pudimos reservar lo más cerca posible de O Cebreiro, que estaba completo. La primera impresión del albergue XXXX no fue la mejor, ya que por fuera parece poco más que un establo. Por dentro está bien reformado y es cómodo y moderno. Después de dejar los bártulos, fuimos a O Cebreiro, donde pasamos la tarde, impregnándonos por primera vez del espíritu del Camino de Santiago, viendo a nuestros futuros posibles compañeros peregrinos y tomando alguna 1906 antes de cenar (mucho) y volver a nuestro albergue antes de las diez de la noche, la hora a la que, en nuestra nueva faceta de peregrinos, nos deberíamos acostumbrar a acostarnos.